A una elevación imponente en los Andes peruanos, Cusco se despliega como la antigua capital del Imperio Inca, una ciudad donde las piedras milenarias susurran leyendas de un pasado glorioso. Sus calles estrechas y empedradas, flanqueadas por muros de cantería incaica y balcones coloniales, son un testimonio de la fusión de dos mundos. La Plaza de Armas, corazón palpitante de la ciudad, deslumbra con sus iglesias barrocas construidas sobre antiguos templos. Desde aquí, los viajeros se aventuran a explorar el Valle Sagrado, la misteriosa fortaleza de Sacsayhuamán y, por supuesto, la inigualable ciudadela de Machu Picchu. Cusco no es solo un punto de partida, es un destino en sí mismo, un lugar donde la mística andina y la historia colonial se entrelazan para ofrecer una experiencia turística profundamente espiritual y cultural.